miércoles, 15 de febrero de 2017

Cocineros y escritores. El valor (¿o el precio?) de la fama.

DÍA 6:

Decía un día nuestra queridísima Begoña Oro que lo que habría que hacer para conseguir el "plan de animación a la lectura DEFINITIVO" sería poner en las bibliotecas y como profes de literatura a los mejores "top models" de la pasarela nacional e internacional. ¡Veríamos si los jóvenes se acercaban a los libros!

Haciendo hincapié en la ironía, la retranca y el buen gusto que se gasta la Oro contaré hoy mi experiencia.

A lo largo de la mañana en el centro donde nos hacemos fuertes los bibliotekarios se ha grabado un programa de televisión en torno a los hábitos alimenticios de los niños. Durante un mes se había llevado a cabo un proyecto para comprobar la relación entre alimentación y rendimiento escolar. Un objetivo muy loable. El caso es que el presentador de dicho programa de televisión era el afamado cocinero Alberto Chicote. Aunque somos amantes de la cocina y nos interesa todo lo que tiene que ver con la cultura he de reconocer que no soy demasiado seguidor del chef madrileño. Así que lo he googleado y así he averiguado que ha gestionado/dirigido al menos cuatro restaurantes y ha presentado más de media docena de programas de televisión.

A lo que voy. Los alumnos alborotados, el personal de cocina y servicios nervioso -y presionado- para que todo estuviera a punto para la grabación, los profes haciéndose fotos con el cocinero un poco seco con los adultos pero encantador con los niños. Una jornada de lo más mediática.

Está bien esta fama de los cocineros. Es importante reconocer los méritos de aquellos que aportan a la cultura (gastronómica o no). Siempre es un privilegio conocer a personas que han hecho de su profesión una pasión, un medio de vida. 

Y que lo uno no quita lo otro. Y que se puede estar interesado en todo tipo de cosas, de personas y profesiones. Pero... (siempre hay un pero en un post de un blog que se precie)...

Pero en mi centro solemos recibir visitas tan interesantes o más. Sin ir más lejos recuerdo a un ingeniero que trabajaba para la Agencia Espacial Europea, geólogos, teólogos, policías, bomberos (estos también trajeron su revuelo), arquitectos, artistas, actores... 

Y escritores. Muchos escritores. Por nuestra BBLTK han pasado (pasan y pasarán espero) un montón de escritores e ilustradores: David Lozano, Begoña Oro, Ana Alcolea, David Guirao,Patricia García Rojo, Ricardo Gómez, Alfredo Gómez Cerdá, Fernando Lalana... 

Hace unos años nos visitó por lo menos en dos o tres ocasiones Jordi Sierra i Fabra. El autor catalán ha publicado más de 420 libros, ha recibido decenas de premios (algunos más de una vez), ha creado una fundación para ayudar a los jóvenes escritores y sigue siendo uno de los más activos escritores de literatura infantil y juvenil. 

Cada vez que un escritor visita nuestro cole y la biblioteca cientos de alumnos los escuchan. No se hacen selfies, ni hay un rumor en el colegio, los profes no acuden en tropel a conocerlos (a veces sí) ni toman café con ellos como tema central de conversación. 

No importa. Mañana ya nadie se acordará de la visita de Chicote pero espero, no, no lo espero, lo sé... Sé que las palabras de David, de Ana, de Begoña, de Alfredo, de Fernando... se quedarán para siempre en el corazón, la mente, bajo la piel de nuestros alumnos (y de algunos profesores)... Sé que formarán parte de esos tesoros que uno esconde (a veces muy muy hondo) en la memoria y conserva para siempre. Las palabras escritas, leídas y habladas de los escritores que pasan por nuestra biblioteca se quedan con nosotros. Y eso no tiene precio. Pero sí mucho VALOR.

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