miércoles, 8 de febrero de 2017

El niño de la lotería

Sí, lo reconozco. Soy una mujer afortunada. Tengo un magnífico marido, un niño cariñoso y un trabajo que me realiza y me apasiona. 

Pero no por eso afirmo ser afortunada, sino porque me tocó el gordo. El gordo de Navidad. ¡Qué emoción cuando el niño de San Ildefonso dijo mi número. ¡MI NÚMERO!

¿Alguna vez has hecho deporte extremo? Nunca he hecho ni paracaidismo, ni puenting, ni rafting, ni paradigling, ni footing...Pero supongo que esa sensación de dopamina en el cerebro, las endorfinas recorriéndote el cuerpo y la energía que sientes dentro de tu ser, son comparables a ese subidón. 

Sí, supongo que es comparable, hasta que...

Hasta que descubres que el boleto no está. Lo has perdido, extraviado, descuidado, despistado, o guardado con esmero. HA DESAPARECIDO. 

Así que ahora paso los días deseando que mi boleto vuelva a aparecer. Así como por arte de magia, igual que llegó. Solo espero girar la cabeza y verte de nuevo ocupando tu silla. 

Te echamos de menos S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario